lunes, 9 de enero de 2012

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL MAR


Santísima Virgen del Mar, Madre de Cristo y Madre y Patrona nuestra, de nuestras familias y de este pueblo cristiano de nacimiento y de cultura:

Hoy paseamos tu sagrada imagen por las calles de esta ciudad mediterránea, abierta por sus costas al Mar común de pueblos antigua y rica civilización; a las aguas por donde nos llegó la predicación del Evangelio de Cristo y por donde vienen llegando hasta nosotros en nuestros días gentes de estos pueblos mediterráneos, exponiéndose a veces a la muerte en busca de una vida mejor.

Al sacar tu imagen a nuestras calles, Madre de Cristo y Señora nuestra, queremos dar testimonio de nuestra fe en la salvación que ha traído al mundo Jesucristo nuestro Señor, por su resurrección de entre los muertos. En su cruz y resurrección Dios nos ha manifestado su amor.

Jesucristo tu Hijo ha querido que su Madre estuviese con él participando de su gloria. Por eso te aclamamos como Señora y Reina de nuestras almas, y te pedimos vengas en nuestra ayuda. Hoy acudimos a ti gozosos por tu presencia continuada entre nosotros, Madre de Dios y nuestra. Ante tu imagen colocamos nuestros anhelos más íntimos y nuestros dolores y sufrimientos, y a ti encomendamos vida y muerte. En ti ponemos nuestra esperanza, confiados en tu intercesión por nosotros ante tu amado Hijo, que anduvo los caminos de la pasión y de la cruz, para que nosotros tuviéramos vida.

Dios te salve, Estrella del Mar, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra: Acoge a los desamparados y auxilia a los menesterosos, a cuantos necesitan nuestra ayuda y fraterna solidaridad; a los que carecen de trabajo y están lejos de sus hogares, a los enfermos y cuantos viven aislados en su ancianidad.

Te encomendamos a todas las familias de nuestra ciudad y, en especial, a las que padecen la violencia doméstica y el desamor. Te pedimos que alivies sus penas suscitando en nosotros pronta solicitud por ellos, y sincera voluntad de amar a Dios amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Protege a los a los niños, y libra a los jóvenes de caminos tortuosos y llenos de peligros; y a todos ampáranos con tu maternal cuidado, porque estamos marcados por la finitud y la amenaza de una muerte imprevista, que siempre pesa sobre nuestra vida mortal. Bendice, Madre amadísima y Patrona nuestra, nuestras vidas y trabajos; acoge bondadosa las súplicas de las gentes de nuestra ciudad, dirige el corazón y la mente de nuestros regidores e inspira sentimientos de paz, justicia, libertad y amor en el corazón de todos los pobladores de Almería. Amén.
Monseñor D. Adolfo González Montes, Obispo de Almería