JORNADA PRO ORANTIBUS
JUAN 3, 16-18
Dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su
Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan
vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no
cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios».
SANTISIMA TRINIDAD, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO: Que toda mi
vida -aquí en la tierra y luego en el cielo- sea un acto de adoración a mis
Tres y mi Todo. Que nunca olvide que soy
vuestro templo, al que habéis venido para hacer morada en mí. ¡Lejos de mi
pecado, que es negación del Dios Uno y Trino: al único Dios que adoro, a quien
más quiero! Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Lo digo con mis
labios y quiero glorificarlos con mi vida. Os adoro profundamente. Padre, Hijo
y Espíritu Santo, quiero vivir consciente de que los tres habéis venido a mí y
habéis hecho morada en mí. ¡Qué jamás os pierda por el pecado!¡Que toda mi
vida, junto a la de todos los monjes y
monjas de la Iglesia sea una alabanza a vuestra gloria!