Estamos
otra vez en el Principio
y nace el mundo, nuevo, del seno de tu Gracia,
hermosamente grande y sin fronteras.
¡Que callen los profetas fatídicos! Cabemos
todos juntos, hermanos, en la mesa que el Padre ha abastecido.
¡Que calle todo miedo, para siempre!
y nace el mundo, nuevo, del seno de tu Gracia,
hermosamente grande y sin fronteras.
¡Que callen los profetas fatídicos! Cabemos
todos juntos, hermanos, en la mesa que el Padre ha abastecido.
¡Que calle todo miedo, para siempre!
Los
átomos dispersos se engarzarán, sumisos, en tu manto;
y el cielo, descubierto en mil caminos,
se hará pista a tus viajes de ¡da y vuelta -de Dios hasta los hombres-¡nostalgia nuestra, Asunta!
y el cielo, descubierto en mil caminos,
se hará pista a tus viajes de ¡da y vuelta -de Dios hasta los hombres-¡nostalgia nuestra, Asunta!
...Dios
llega al aeropuerto de la Historia;
a tiempo en todo Tiempo, el heredado pulso de tu sangre.
a tiempo en todo Tiempo, el heredado pulso de tu sangre.
Los
sellos del Concilio acuñan tu figura sobre la piel lavada de la Iglesia,
y llega una corona de voces alejadas, en pleamar dichosa,
al pie de tu Misterio...
y llega una corona de voces alejadas, en pleamar dichosa,
al pie de tu Misterio...
Estamos
otra vez en el Principio y ha empezado tu era:
¡por derecho de Madre tú patentas la luz amanecida!
¡por derecho de Madre tú patentas la luz amanecida!
Pedro
Casaldáliga