sábado, 12 de septiembre de 2015

"Y EL NOMBRE DE LA VIRGEN ERA MARÍA..."

"En el nombre de Jesús se nos da la salvación, y ante Él se dobla toda la rodilla en el cielo, en la tierra, en el abismo. Pero has querido, con amorosa providencia, que también el nombre de la Virgen María estuviera con frecuencia en los labios de los fieles; éstos la contemplan confiados, como estrella luminosa, la invocan como madre en los peligros y en las necesidades acuden seguros a Ella".


¡Oh! tú, quien quiera que seas, que te sientes lejos de tierra firme,
 arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y tempestades,
 si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta estrella.
Si el viento de las tentaciones se levanta, 
si el escollo de las tribulaciones se interpone en tu camino, 
mira la estrella, invoca a María.
En los peligros, en las angustias, en las dudas,
 piensa en María, invoca a María,
Que su nombre nunca se aparte de tus labios,
jamás abandone tu corazón; 
y para alcanzar el socorro de su intercesión no descuides los ejemplos de su vida.
Siguiéndola, no te extraviarás, rezándole, no desesperarás,
 pensando en Ella, evitarás todo error, 
Si Ella te sustenta, no caerás; si Ella te protege, nada tendrás que temer; 
si Ella te conduce, no te cansarás;  si Ella te es favorable, alcanzarás el fin.
Y así verificarás, por tu propia experiencia, con cuánta razón fue dicho:
 "Y el nombre de la Virgen era María".
San Bernardo