Madre de la Iglesia,
que con los discípulos en el Cenáculo
implorabas el Espíritu
para el nuevo Pueblo y sus Pastores:
alcanza para el orden de los presbíteros
la plenitud de los dones,
oh Reina de los Apóstoles.
que con los discípulos en el Cenáculo
implorabas el Espíritu
para el nuevo Pueblo y sus Pastores:
alcanza para el orden de los presbíteros
la plenitud de los dones,
oh Reina de los Apóstoles.
Madre de Jesucristo,
que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión,
lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre,
lo acompañaste en la cruz,
exhausto por el sacrificio único y eterno,
y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo:
acoge desde el principio
a los llamados al sacerdocio,
protégelos en su formación
y acompaña a tus hijos
en su vida y en su ministerio,
oh Madre de los sacerdotes.
que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión,
lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre,
lo acompañaste en la cruz,
exhausto por el sacrificio único y eterno,
y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo:
acoge desde el principio
a los llamados al sacerdocio,
protégelos en su formación
y acompaña a tus hijos
en su vida y en su ministerio,
oh Madre de los sacerdotes.
Juan Pablo II
El próximo miércoles 12 de octubre, festividad de Nuestra Señora del Pilar, nuestro hermano D. Antonio María García Martínez recibirá el orden sacerdotal de manos del Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. Adolfo González Montes en la S.A.I. Catedral de la Encarnación de Almería a las 11:30h.
Es un acontecimiento gozoso para la Diócesis, pero muy especialmente para la parroquia de San Sebastián y para la Hermandad de Nuestra Señora del Carmen Coronada, ya que D. Antonio María estuvo realizando su misión pastoral en el curso 2013-2014 y colaborando con la Hermandad, de la que es hermano, en todo el proceso de la coronación canónica de Nuestra Madre.
Junto con D. Antonio María se ordenan D. Francisco José Parrilla Fernández y D. Samuel Olvera Oliveras, también vinculados a nuestra Hermandad.
Pedimos a la Virgen Santísima del Carmen por estos tres sacerdotes, para que encienda en sus corazones el fuego del Amor de Dios y brote un río de Agua Viva que apague nuestra sed de Dios y experimentemos su infinita Misericordia.
