domingo, 16 de enero de 2022

EVANGELIO II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 JUAN 2, 1 - 11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: «Sacad ahora y llevadlo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

SEÑOR, hemos visto lo espabilada e inteligente que era tu Madre. En pleno bullicio de la boda, se dio cuenta de que faltaba vino y supo poner el problema en manos de Aquel que podía resolverlo. Pero sobre todo hemos visto la extremada humildad de tu Madre, pues acto seguido supo desaparecer totalmente de la escena, dejándote a Ti todo el protagonismo. Jesús, que cada vez que yo haga algo bueno, la gente te alabe a Tí y no a mí.