domingo, 30 de enero de 2011

EVANGELIO DOMINGO 4º DEL TIEMPO ORDINARIO

MATEO 5, 1- 12a

Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.»

Monte de las Bienaventuranzas (Galilea)

SEÑOR, en este inicio del Sermón de la Montaña está compendiada la máxima sabiduría de todos los tiempos. ¡Qué belleza, qué profundidad y qué difícil de entender y de practicar! Ser pobre, atribulado, sufrido, hambriento de justicia, misericordioso, limpio de corazón, promotor de paz, perseguido, insultado, calumniado… repele a la naturaleza humana y a los criterios del mundo. ¡Pero yo sé que sólo tú tienes palabras de vida eterna!