JORNADA POR LA FAMILIA Y POR LA VIDA
LUCAS 2, 22-40
Los padres de Jesús solían ir
cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años,
subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero
el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos,
creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a
buscarlo entre los parientes y los conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a
Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en
medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le
oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo,
se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así?
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» . Él les contestó: «¿Por qué
me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero
ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y
siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús
iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
JESÚS, tu Sagrada Familia, que vivía en la sencillez, la oración, el amor, la unidad y el trabajo, es ejemplo para todas las familias de todos los tiempos. Estando tu presente -en Nazaret y en toda la familia- está asegurada la unidad y garantizado el amor. Hoy te pido por mi familia: que todos sus miembros estemos unidos -a ti y entre nosotros- en las alegrías y en las penas.