Dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu
hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso,
has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para
que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les
hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad,
considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que
atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en los cielos. En verdad os digo, además, que si dos de
vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del
cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos».
Nuestra Señora de la Fuensanta - Patrona de Murcia
90º Aniversario de su Coronación Canónica
SEÑOR, la corrección fraterna nace de mi amor al otro, pero cuando no tengo ese amor, lo más fácil y normal es echarle en cara su pecado y condenarlo sin compasión. No es así como tú me amas: me corriges con paciencia, me ayudas a salir del pecado, esperas mi enmienda, me perdonas y lo olvidas. Es un aspecto importante del amor cristiano que he de tener.