Proclamaba Juan el Bautista: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo, y no merezco agacharme
para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él
os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió
que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan
en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu
Santo que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz de los cielos: «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco».
JESÚS, admiro tu profunda humildad, al ponerte en la fila de los pecadores para ser bautizado como uno más. Yo sé que tú eres el único justo, y yo soy el pecador, que oigo la voz de tu Padre que me llama a escucharte y a seguirte.