viernes, 21 de noviembre de 2008
BENDITA TÚ ENTRE TODAS LAS MUJERES
“Celestial Niña María Inmaculada
que subes hoy al templo del Señor
Santa sin par a los divinos ojos
y a los tuyos tan solo humilde flor”
En la fiesta de la presentación de la Virgen María en el templo, recordamos la consagración de la Santísima Virgen, Al que en gracia la formó, convirtiéndose en la ofrenda más pura que hasta entonces había pisado el Tabernáculo Santo. Acontecimiento importante en la infancia de Nuestra Señora y de gran gozo en el cielo, pues la elegida para ser la Madre de Dios, se postraba como humilde esclava ante la primera de las tres Divinas Personas.
La Virgen se lanzó intrépida hacia el Señor, desde su niñez quiso ser la perfecta modelo de entrega a Dios, en definitiva un ideal de santidad, que amó al Altísimo desde sus primeros años de vida, convertida en la más bendita de las mujeres, llegando a ser la morada del Cordero Divino y el consuelo de tantos que la imploramos como nuestra Madre, Abogada y Maestra.