jueves, 18 de diciembre de 2008

MARIA, DÓCIL A LA VOZ DEL ESPÍRITU

“Hemos sido salvados en Esperanza. La Esperanza que hace fiable el presente y nos lanza a un futuro, que no es un Algo sino un Alguien. El futuro y la esperanza por tanto, es Dios mismo”



Así define el Papa Benedicto XVI en su encíclica Spes Salvi la esperanza a la que estamos llamados los cristianos, y que María la mujer humilde y dócil a la voz del Espíritu, la mujer de la escucha, mujer de esperanza supo acoger la voluntad de Dios, “esperando contra toda esperanza” (Rm 4,18). Es María quien ha llevado a su plena expresión el anhelo de los pobres de Yahvé, y resplandece como modelo de los que se fían con todo el corazón de las promesas de Dios (TMA, 48). María lo espera todo de Dios en Él confía plenamente porque sabe que para “Él nada hay imposible” y cultiva esta esperanza pues anhela la venida del Mesías más que nadie, Ella lo espera “porque es dócil a la voz del Espíritu”, Ella es la Virgen del Adviento.