martes, 26 de mayo de 2009

MARIA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA


María, hontanar de la sonrisa,
causa y preludio de nuestra alegría,
Tú quiebras el cerco del llanto que ahoga,
insensible, las dichas en ciernes;
ahuyentas el luto crispado del miedo
que ronda, despierto, el corazón del hombre.

Tú enciendes, por dentro, la luz para el canto,
dispones el clima y la voz al pregón del regocijo.
Tu nombre, María, es divisa del júbilo eterno,
evocarte es plantar el umbral de la fiesta,
sentirte tan cerca, tan madre, tan nuestra,
nos colma de gozo, de amor y esperanza.

(Vidal Ayala)