"Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, hija extraordinaria de Israel e hija al mismo tiempo del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy...; síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios". (Juan Pablo II, beatificación de Edith Stein el 01 de mayo de 1.987).
Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, copatrona de Europa desde el 1 de octubre de 1.999, hizo de su vida un modelo acabado de honradez como judía, como atea y como conversa. En su búsqueda de la verdad, encontró a Dios mismo, la suprema Verdad: “Solamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella". Entendía su vida en el Carmelo no sólo en su relación vital con éste, sino como donación de su vida y ofrenda victimal por la humanidad: "Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios ".