domingo, 1 de noviembre de 2009

EVANGELIO DOMINGO 31º DEL TIEMPO ORDINARIO

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

MATEO 5, 1-12a

Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó y se acercaron los discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: «Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos lo que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».



SEÑOR, las bienaventuranzas que salieron de tu boca son auténticas realidades vivas en la gran asamblea de todos los santos que hoy celebramos. Mientras ellos ya han alcanzado la segunda parte, a mi me invitan a ser pobre, misericordioso, limpio de corazón, amante de la paz y de la justicia... hasta que, como los santos, sea bienaventurado plenamente.