“ No es Dios quién ha creado la pobreza, sino los hombres.
Ante Dios todos somos pobres”
(Madre Teresa de Calcuta)
Para comprender y ser capaces de ayudar a aquellos que carecen de todo hemos de vivir como viven ellos. La diferencia sólo radica en que mientras aquellos a quienes ayudamos son pobres por obligación, nosotras somos pobres por elección.
Hace unas semanas recogí a una niñita de la calle; nada más verle la cara comprendí que tenía hambre. No sabía cuántos días llevaba sin comer, así que le di un trozo de pan. La pequeña lo cogió y comenzó a comérselo miga a miga.
- Come, come – le dije -, tienes hambre.
La niña me miró y me dijo: - Me da miedo. Cuando se me acabe el pan volveré a tener hambre.
El amor más grande.
Madre Teresa de Calcuta
