jueves, 25 de febrero de 2010

EN CAMINO HACIA EL DESIERTO

“La llevaré al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,16).

En busca de la interioridad, donde la vida se unifica y se hace fuerte. Como los nudos de la caña de bambú que la hacen fuerte para afrontar los vendavales y las tormentas.


En la web del Centro de Iniciativas de Pastoral para la Espiritualidad, encontramos algunos requisitos para andar este camino cuaresmal, destacamos:

-Tener la confianza de un niño (la raíz mn en hebreo, que forma la palabra amén significa la confianza de un niño en los brazos de su mamá). Para toda crisis, para toda situación difícil, hay salida. Pactar con la fragilidad es falta de fe, porque se absolutiza la debilidad. Cuando solo Dios es Dios, no hay nada irremediable. Podemos ser roca áspera, cerrados a todo, pero podemos ser arena suave, obediente al aire del Espíritu; entonces confiamos. Dios está abierto a nosotros; la Cuaresma es un camino abierto hacia la alegría de la Pascua. Por lo tanto, “no te pongas en menos” (San Juan de la Cruz), no pienses mal de ti ni de los demás, no des por terminada la esperanza.

- Hacer un camino solidario. Este camino hacia el desierto es un camino personal, pero a la vez está abierto a la Iglesia y a la humanidad. Hoy, la conciencia eclesial es conciencia de humanidad. "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (G S 1).

- Contar con una presencia alentadora para toda la travesía, la de Jesús. El, con la conciencia de vivir siempre dentro del misterio de su Abbá, promete: “Me voy a prepararos un lugar” (Jn 14,2). Jesús va al desierto para rumiar asombrado el amor que el Padre le ha comunicado y para abrir caminos de vida para todos. Como a la esposa de los Cantares, “después que me miró, el alma se me ha salido en su seguimiento” (Cant 5,6), también a nosotros una mirada suya nos ha puesto en camino.