sábado, 11 de septiembre de 2010

DULCE NOMBRE DE MARÍA



No fue inventado en la tierra el nombre santísimo de María, como lo son los nuestros, sino que descendió del Cielo por divina ordenación. Del trono de la divinidad salió vuestro excelso nombre, Señora, como el más excelente de todos, después del nombre adorable de Jesús, habiendo querido la Santísima Trinidad señalaros y enriqueceros con uno tan santo, que, oyéndole pronunciar, doblen la rodilla el Cielo, la tierra y los abismos.
Las glorias de María, San Alfonso Mª de Ligorio