domingo, 17 de octubre de 2010

EVANGELIO DOMINGO 29º DEL TIEMPO ORDINARIO

LUCAS 18, 1-8

Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara" ". Y el Señor respondió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?, ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? ".

Foto: Joaquín Saldaña

SEÑOR, orar siempre sin desanimarme, incluso cuando tengo que dedicarme a trabajar. La oración, hablar contigo, es compatible con toda actividad, sin descuidar que la actividad principal del cristiano es dedicar tiempo al diálogo contigo, a escuchar o leer tu Palabra. Y comunicar a los demás del fruto de mi oración, como apóstol y testigo: para que cuando vengas encuentres fe en la tierra.