Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre,
pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se
casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban
llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo
del Hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo
dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la
dejarán. Por tanto estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro
Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene
el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso
estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del Hombre».
JESÚS, al inicio del nuevo Año Litúrgico que hoy comienzo con
toda tu Iglesia, vuelvo a escuchar tu consejo: Estad en vela. Me pongo en
camino, recorriendo tus pasos, con la esperanza del Adviento que prepara tu
venida. Le pido a tu Madre que sea mi compañera de camino y mi modelo de fe.
Nadie como ella supo esperarte y acogerte.