domingo, 2 de noviembre de 2014

EVANGELIO SOLEMNIDAD TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

JUAN 14, 1-6
Dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio?. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino. Tomás le dice: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».


SEÑOR, cuando se ha estado muy cerca de la muerte, se entiende perfectamente lo que es la vida terrena y lo que nos espera al cruzar el umbral entre esta vida y la otra. Nacemos para morir, y morimos para vivir y estar contigo por toda la eternidad. Es la gozosa realidad de quienes te aclamamos como el Señor de la Vida, triunfador del pecado y de la muerte. Y, por tu gran bondad, nos haces partícipes de tu triunfo. Un día me llegará a mí: te pido que me concedas estar consciente en este acto supremo de mi vida, y, sobre todo, estar muy unido a ti, para prolongar eternamente mi unión y amistad contigo. A mis seres queridos que han muerto y a quienes no tiene quienes te pidan por ellos, concédeles el descanso eterno. Amén.