domingo, 10 de enero de 2016

EVANGELIO BAUTISMO DEL SEÑOR

LUCAS 3, 15-16.21-22

El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego». En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».



JESÚS, Hijo de Dios, el amado, el predilecto, te colocas entre los pecadores que acuden a que Juan los bautice y quedar purificados. Tu actitud no es sólo dejar que caiga el agua del Jordán sobre tu cabeza: el evangelista deja constancia de que estabas recogido en oración cuando se abrió el cielo, vino el Espíritu sobre ti y te proclamó su predilecto. Al acudir a bautizarte estás asumiendo mi lugar, porque soy yo el pecador necesitado de perdón, y tú eres el único Justo. Gracias, Jesús, por tu Bautismo y por mi Bautismo, en el que recibí de tu generosidad el mayor tesoro, la fe, y compartí contigo ser hijo de Dios, que se "Misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad" (Éxodo 34,6).