“Testigos
de la esperanza y la alegría” es el lema de la Jornada
Mundial de la Vida Consagrada que
se celebra el 2 de
febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el templo. Un
día para mirar “a la vida consagrada y a cada uno de sus miembros como un don
de Dios a la Iglesia y a la humanidad. Juntos damos gracias a Dios por las
Órdenes e Institutos religiosos dedicados a la contemplación o a las obras de
apostolado, por las Sociedades de vida apostólica, por los Institutos
seculares, por el Orden de las vírgenes, por las Nuevas Formas de vida
consagrada y por otros grupos de consagrados, como también por todos aquellos
que, en el secreto de su corazón, se entregan a Dios con una especial
consagración”, recuerda el presidente de esta Comisión, Mons. Vicente Jiménez Zamora.
“Testigos de la esperanza y
la alegría”