viernes, 28 de septiembre de 2018

TOMA DE HÁBITO DE N.H. MARÍA JOSÉ GARCÍA FERNÁNDEZ


Renuévate en la mente y en el espíritu
y vístete de la nueva condición humana,
creada a imagen de Dios:
justicia y santidad verdaderas.

Mañana sábado 29 de septiembre, fiesta de los Santos Arcángeles, a las 18:15 h. en la Iglesia Conventual de las Hermanas Clarisas, tendrá lugar la ceremonia de toma de hábito de n. h. María José García Fernández. 

      “Tomar el hábito significa ascender un escalón más en la vida como religiosa”

Una novicia (del latín novicius) es una postulante que ha sido recibida formalmente dentro de la comunidad, es una principiante. El noviciado —normalmente (pero no siempre) de dos años para las mujeres y un año para los hombres— da comienzo a un periodo de intensa formación y estudio, de una profunda experiencia de la oración que irá acompañada de una formación tanto canónica como apostólica.


Los consejos evangélicos están propuestos en su multiplicidad a todos los discípulos de Cristo. La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica, para quienes asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada, la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la "vida consagrada" a Dios (cf. LG 42-43; PC 1).

La primera afirmación es que los consejos de la vida evangélica están propuestos para todos los discípulos de Jesucristo: Todo bautizado está llamado a vivir los consejos evangélicos. Estos consejos evangélicos son muchos, pero especialmente se concretan en tres: la obediencia, la castidad y la pobreza. Si bien, son consejos para todos los bautizados, pero algunos han recibido la vocación que se llama: "religiosa" o bien de "vida consagrada", para vivirlos de una forma especial, con una "profesión" de unos votos.

Los consejos evangélicos son para todos.
Cuando comienza la cuaresma, la Iglesia predica para todos sus fieles, cuando se les impone la ceniza, tres medios de santificación: la limosna, el ayuno, la oración; que son tres consejos evangélicos:

La pobreza:
-frente a la tentación del materialismo (Le dijo satanás a Jesús: "Todo esto te dar, si postrado me adoras") la Iglesia predica la limosna, el desprendimiento generoso de nuestros bienes.
Por tanto, a nivel de virtud, todos los bautizados estamos llamados a vivir este consejo evangélico al nivel de tener un corazón desprendido de los bienes materiales.
En la vida religiosa o consagrada, esto no es solamente una "virtud", es que debe de ser un
estado de vida mediante el voto de pobreza.

La obediencia:
-Otra tentación, que es la del prestigio, cuando satanás le dice a Jesús desde lo alto del alero del templo: "Tírate desde aquí y ángeles no permitirán que tu pie tropiece.." Que todo el mundo vea quién eres y te aclamen, es la tentación del prestigio. Jesús rechazo esa tentación y quiso entrar en Jerusalén de una forma humilde.
Es la tentación del éxito, del poder, que nadie se nos resista. Frente a esa tentación la iglesia nos predica la humildad, y durante la cuaresma nos predica la oración. La oración es la sumisión a la voluntad de Dios, ese es el camino de la humildad.
Cuando uno ora, está buscando la gloria de Dios y no la propia, buscando "que haciendo la voluntad de Dios encontrar el sentido de la propia vida".
Esto que a todos los fieles cristianos se nos aconseja que hagamos, en el religioso, en el consagrado, pasa a ser un estado de vida, mediante el voto de obediencia.
Se somete mediante este voto de obediencia a un superior, a un responsable, de manera que busca hacer la voluntad de Dios mediante ese voto o promesa de obediencia.

La castidad:
La tercera tentación que Jesús tuvo en el desierto: "Haz que estas piedras se conviertan en pan".
Jesús es tentado en lo que la carne le está pidiendo en ese momento; es la tentación del placer.
Lo que el cuerpo le pide es comer, porque estaba haciendo ayuno. Jesús rechaza esa tentación diciendo: "No solo de pan vive el hombre, sino que el hombre vive de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Es decir: en el hombre no solo hay un cuerpo, sino que también hay un alma. Por encima de lo que pide el cuerpo, tenemos un alma espiritual que debe prevalecer sobre lo que la carne nos pide.
Por tanto, la Iglesia a todos los bautizados les da el consejo del ayuno, o la mortificación; es una forma de imitar a Jesucristo.
Y los religiosos y consagrados, en esa lucha contra la carne, lo hacen mediante un voto o promesa: la castidad o virginidad, testimoniando de esa forma de vida la prioridad del espíritu sobre la carne.



Extracto del Programa emitido en Radio María sobre los “Consejos evangélicos en la vida consagrada”, realizado por Excmo. Sr. Dr. D. José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián.