Queridos diocesanos:
La Navidad crea un clima de particular cercanía en quienes tenemos fe en
el nacimiento del Hijo de Dios en nuestra carne. Por la fe hemos conocido que
el nacimiento de Jesucristo nos ha hecho cercano a Dios, para que podamos
contemplarlo en el desvalimiento de un niño acostado en el pesebre de Belén,
donde empezó a recorrer el camino de todos los humanos.
Esto hace que también nosotros nos sintamos más cercanos unos a los
otros. El portal de Belén rompe nuestra indiferencia ante los demás. Acoger el
mensaje de este portal nos hace más tolerantes y caldea nuestro corazón, que
abre sus puertas para dejar entrar a cuantos llaman a ellas.
Las Navidad nos hace mejores, porque nos
hace más humanos, y logra que ningún dolor humano nos sea indiferente. Por esto, yo quisiera esta noche santa, al
entrar en vuestros hogares, recordaros que Dios nos ha amado sin medida y que
el Niño que nos ha nacido es nuestro Redentor y el verdadero Príncipe de la
Paz.
Nos trae la paz que viene de Dios, la paz
que apacigua la inquietud del corazón, porque no es producto de nuestros
armisticios, que no suelen ser otra cosa que un acuerdo sobre los intereses que
pretendemos salvaguardar. Jesús ha venido a traernos la paz que el mundo no
puede darnos: la paz que se fundamenta en la misericordia y benevolencia de
Dios con nosotros. Jesús ha venido a lograr de nosotros un impulso de amor
hacia el prójimo que no tiene retorno, porque es amor sin medida: el amor que
dimana del corazón de Dios y se hace solidaridad con los pobres y necesitados.
Jesús trae el amor de Dios que fortalece
el amor de los esposos, la unidad de las familias y la reconciliación entre
todos cuantos le reciben. Nace en Belén para darnos a Dios y convertirnos en
hermanos. Por eso la Navidad es siempre un tiempo de perdón y de paz, que nos
orienta a un futuro mejor. Este futuro se hará realidad cuando acojamos a los
desterrados y a los que carecen de hogar, a los alejados y a cuantos piden de
nosotros ayuda para vivir y ser mejores.
Es imposible secularizar la Navidad,
porque es imposible silenciar el mensaje de paz que viene de Dios mientras haya
cristianos que lo proclaman y lo dan a conocer. Os invito, queridos diocesanos
a manteneros firmes en la fe, para pregonar el mensaje de la Navidad, para dar
a conocer que en el Niño de Belén es Dios mismo quien sale a nuestro encuentro.
No cerremos las puertas de nuestro corazón a su llegada.
Queridos diocesanos, con esta fe y este
gozo de quien sabe que es Dios quien viene a nosotros, os deseo una feliz
Navidad, unos días para cada familia llenos de gozo y paz. Os deseo unas
celebraciones vividas con espíritu de fe en las comunidades parroquiales y en
las comunidades de vida consagrada.
Felicito de corazón a todos los
cristianos de confesión ortodoxa y evangélica. Una felicitación que hago
extensiva a cuantos acogen este mensaje con benevolencia. Tengo muy presentes a
los cristianos orientales perseguidos e injustamente tratados en su propia
tierra de origen por causa de su religión cristiana.
Deseo que esta felicitación llegue con
especial cariño a los niños y ancianos, a los enfermos y a cuantos carecen de
hogar y buscan una vida mejor lejos de sus lugares de nacimiento.
A todos os deseo una feliz y santa
Navidad y las bendiciones de Dios para el nuevo año.
Almería, 24 de diciembre de 2018
+ Adolfo González Montes
Obispo de Almería