domingo, 1 de septiembre de 2019

EVANGELIO XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

LUCAS 14, 1.7 - 14

Un sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer  y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».  Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos;  y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten a los justos».


SEÑOR, entre la humildad y el amor estableces una relación vital. Me enseñas a estar en mi sitio - yo soy la nada más el pecado - , y a hacer el bien a tus predilectos, los más pobres, que no podrán pagármelo en esta vida. Quieres que viva con los pies en el suelo y el corazón en el cielo, como San Agustín, que descubrió la Verdad después de tantear a oscuras lejos de ti, hasta que te encontró y exclamó: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón no descansará hasta que te encuentre a ti".