JORNADA DE RESPONSABILIDAD DEL TRÁFICO
Tomó la palabra Jesús
y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes,
y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el
Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
SEÑOR, manso y humilde de corazón, haz de mi corazón como el tuyo. Yo soy uno de tantos cansados y agobiados a quienes tú invitas a encontrar en ti el descanso y el alivio, cargando con tu yugo llevadero y tu carga ligera. Quiero ir a ti, sentarme a tus pies y escuchar con calma de tus labios -nadie conoce al Padre sino el Hijo- las maravillas del Padre que tanto ama al mundo.