El próximo lunes 6 de noviembre, en la
Santa Misa de 19:30 h. en la Parroquia de San Sebastián, se celebrará la
Festividad de los Beatos Mártires de Almería. Nuestra Parroquia y Hermandad
tuvo vinculación con tres de ellos. Hoy recordamos a:
Beato Domingo Campoy Calvano
(Almería, 17 de marzo de 1903 – Tabernas,
30 de agosto de 1936)
Nacido en una humilde familia almeriense,
dedicada a la calderería, fue bautizado en la Iglesia Parroquial de San
Sebastián. A la Santísima Virgen del Carmen allí venerada, tributaría una gran
devoción a lo largo de toda su vida. Estudió con las Hijas de la Caridad y, en
1913, ingresó en el Seminario de Almería.
Fue ordenado presbítero el once de
octubre de 1925 y cantó su primera Misa dos semanas después en el Santuario de
la Santísima Virgen del Mar. Durante los primeros seis años de su ministerio
fue Salmista de la Catedral, organista de la Parroquia de san José, maestro del
Colegio de Seises, Teniente Cura Castrense y Coadjutor de la Parroquia de
Santiago.
En 1931 fue nombrado Coadjutor de su
Parroquia natal. Presbítero joven y extrovertido, se hizo muy conocido por toda
la ciudad. Valiente en su apostolado, fue detenido hasta cuatro veces durante
la República. Su sobrino, don José, cuenta que: «Todas las mañanas aparecía,
escrito con tiza en la puerta de su casa, esta frase: “Aquí hay un cura. Hay
que matarlo”. Mi abuelo cada mañana, muy temprano, quitaba con agua la frase
para que la familia no supiéramos nada.»
Detenido en las inmediaciones de la
Catedral el diecinueve de julio de 1936, al preguntarle por su ideología
respondió: « Yo, soy sacerdote de Cristo, ¿no me habéis conocido?» Le
propinaron tal tortura que hasta el mismo médico del barco Astoy Mendi quiso
llevarlo al hospital, pero el sargento Cañadas le respondió: « No hace falta,
porque esta misma noche lo voy a matar. » Así lo hizo el verdugo en el pozo de
la Lagarta, jactándose luego: « ¡Qué buena puntería he tenido, le he dado una
muerte cruel, descargándole todos los disparos por la cabeza que se la he hecho
saltar! ». Tenía treinta y tres años.
Fuente: Diócesis de Almería