domingo, 29 de octubre de 2017

EVANGELIO XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MATEO 22, 34 - 40

Los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." En estos dos mandamientos sostienen toda la Ley y los Profetas».

SEÑOR, "yo te amo, tú ere mi fortaleza", hemos proclamado en el versículo del Salmo responsorial. ¿Pero te amo "con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente"? Sería un hipócrita si contestara con una afirmación tajante. En mi corazón hay también lugar para otras cosas, algunas de ellas, antagónicas, contrarias a ti. Y en la demostración de mi amor a ti, que es la apertura de mi corazón y el servicio a los demás, dejo mucho que desear. ¿Qué puedo hacer? Mirarte clavado en la Cruz - el precio que pagaste por mi rescate, para mi salvación-, considerar y confesar mi camino errante, y pedirte tu Espíritu. Con él a mi derecha no vacilaré.