lunes, 8 de septiembre de 2008
LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN Y EL ESCAPULARIO
Aunque en el Evangelio no existe reseña respecto al lugar ni fecha del nacimiento de la Virgen, la arqueología ha confirmado lo que la tradición afirmaba, enmarcando en Jerusalén junto a la piscina probática la casa natalicia de la Madre de Jesús, donde posteriormente se levantó una basílica en honor a María Santísima y actualmente se erige un santuario a Santa Ana, su madre. Y por otro lado, recordamos que en el año 1985 el Papa Juan Pablo II celebró el 2000 aniversario del nacimiento de Nuestra Señora.
La fiesta de la Natividad de la Virgen surgió en Oriente, concretamente en Jerusalén de donde partió esta tradición. La iglesia ha fijado en el 8 de septiembre esta festividad quizás porque en María comienza el plan de salvación de Dios, por lo que es oportuno celebrar su nacimiento al comienzo del año eclesiástico.
María mujer sencilla y humilde de la que apenas contamos con referencias escritas, es la hija predilecta del Padre, la llena de Gracia que desde el principio Dios preparó para que fuese la Madre de su Hijo, nuestro Salvador. Y es precisamente la humildad, el carisma de los que portamos el Santo Escapulario (al que venimos dedicando esta sección de nuestro blog) y que describimos con las palabras del papa Pío XII: “Reconozcan en El Escapulario del Carmen el memorial de todas las virtudes de María, espejo de humildad y castidad. Vean, en la forma sencilla de su hechura, un compendio de modestia y candor. Vean, sobre todo, en esta librea, que visten día y noche, significada, con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino. Reconozcan, por fin, en ella su consagración al Sacratísimo Corazón de la Virgen Inmaculada,..., es la forma más auténtica de devoción a la Virgen Santísima, expresada mediante el humilde signo del Escapulario”.