“Mujer-Madre te ha hecho, tus entrañas
parirán con dolor al hombre nuevo
que nacerá mañana,
y tienes que vivir sobre la tierra
hasta que la semilla esté granada.
Desenclavan a tu hijo.
Presurosa te lanzas y le abrazas.
Su rigidez helada te conmueve,
te haces llama,
se subleva el volcán de tu dulzura
y el fuego por tus besos se derrama.
Apoyada tu frente en sus cabellos
gimes la última nana.
Un suspiro de incienso, un aleluya,
un inconsciente hosanna
se escapa por jirones del relámpago
que te abrasa.”
(Valdés)