Gracias, Señor, porque haber compartido con D. Ginés algunos años de nuestra vida ha supuesto para todos un encuentro contigo, pues, acaso como a los discípulos de Emaus ¿no arde nuestro corazón y no sentimos una emoción especial cada vez que se acerca a nosotros, o nos trasmite su palabra que siempre apunta a la tuya, palabra transmisora del amor de Dios? Y es que para quien su vida es Cristo, es Cristo mismo quien vive en él y así lo hace presente en medio de la comunidad.
No contar con su presencia, aunque recompensada por nuestros sacerdotes, buenos, fieles e íntegros supone para nosotros un sacrificio que te ofrecemos a modo de oración cada día por él; acógela Señor Jesús, para que siempre fiel a Ti, a ejemplo del Buen Pastor,guíe a la Iglesia por el sendero que lleva a la santidad, y que la Santísima Virgen del Carmen le conforte en los momentos de debilidad, sea su amparo, y cubriéndolo con su Santo Escapulario le bendiga y proteja siempre.