jueves, 30 de septiembre de 2010

REAVIVANDO EL FUEGO DE LA CARIDAD


Señor Dios Omnipotente, Padre de los pobres. Tú nos concedes la gracia de conmemorar este año el 350 aniversario de la muerte de San Vicente y de Santa Luisa. Te damos redidas gracias por este don. Concédenos por su intercesión, que nos dejemos transformar más plenamente por el Espiritu que Tú les diste. Que el Espíritu de Caridad inunde nuestro corazón y nuestra mente para que nuestro amor por los marginados y rechazados de la sociedad, sea inventivo hasta el infinito, cariñoso, atento, misericordioso y previsor.
Haznos descubrir la audacia de San Vicente y de Santa Luisa, la laboriosidad y la fragancia de aquel amor siempre renovado por los pobres, que les ayude a cambiar de verdad su vida.
Ayúdanos a hacer fuerte y humilde nuestra fe en este mundo nuestro que parece tan alejado de Ti, pero que tiene una gran sed de Ti.
Haz que podamos ser signo de esperanza para muchos, como lo fueron San Vicente y Santa Luisa, simples compañeros de viaje por el mar de la vida. Concédenos que no nos echemos atrás frente a las dificultades y que nos esforcemos con nuestras manos en favor de los pobres, nuestros maestros. Haz que en su escuela aprendamos a ser verdaderos hijos tuyos, dignos herederos del carisma que Tú confiaste a San Vicente y a Santa Luisa para bien de la Iglesia y de toda la humanidad.
Que este año jubilar sea para toda la Familia Vicenciana, un año de gracia y de conversión; y para los destinatarios de nuestro amor, un año lleno de bendiciones. Amén.