Dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los
nuestros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en
mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está
a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís
al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a
uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el
cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer,
córtatela: más te vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al
abismo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te
vale entrar cojo en la vida que ser echado con los dos pies al abismo. Y si tu
ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios que
ser echado al abismo con los dos ojos, donde el gusano no muere y el fuego no
se apaga».
SEÑOR, tu bendita obsesión es la expresión del Reino de Dios para
que los hombres se salven. Por eso, el que favorezca a los que evangelizan
tendrá su premio. Por eso, el que favorezca a los que evangelizan tendrá su
premio. Por eso, el que escandaliza a un pequeño, que tan bien acoge tu
mensaje, lo tiene difícil. Por eso, todo lo que me impida serte fiel, fuera de
mí. Aunque me cueste sangre. Lo primero es antes.