domingo, 9 de octubre de 2016

EVANGELIO 28º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

LUCAS 17, 11 - 19

Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?». Y le dijo: «Levántate, vete: tu fe te ha salvado».


SEÑOR, te disgustó ver que sólo uno de los diez leprosos curados acudió a darte las gracias. Yo quiero ser bien nacido, y por eso no pierdo ocasión de agradecerte lo muchísimo que me has dado: todo lo bueno que tengo. Y veo que el mejor modo de agradecerte los dones que me has regalado es ponerlos al servicio de los demás y ser fiel a la confianza que has depositado en mí. Ante tu actuación en mi vida, siempre gratitud; ante tu palabra de Misericordia y de salvación, aceptación incondicional.