"Plena hasta rebosar de tan grandes
bienes, la esposa, madre del esposo único, suave y agradable, llena de
delicias, como una fuente de los jardines espirituales, como un pozo de agua
viva y vivificante, que mana con fuerza del Líbano divino, desde el monte de
Sión hasta las naciones extranjeras, hacía derivar ríos de paz y torrentes de
gracia celestial. Por esto, cuando la Virgen de las vírgenes fue llevada al
cielo por el que era su Dios y su Hijo, el rey de reyes, en medio de Ia alegría
y exultación de los ángeles y arcángeles y de la aclamación de todos los
bienaventurados, entonces se cumplió la profecía del Salmista, que decía al
Señor: De pie a tu derecha está la reina enjoyada con oro de Ofir."
De las Homilías de san Amadeo de Lausana,
obispo
(Homilía 7: SC 72, 188. 190. 192. 200)