JORNADA MUNDIAL POR LA EVANGELIZACIÓN DE LOS PUEBLOS (DOMUND)
Se acercaron a Jesús los hijos de
Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te
vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús
replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de
beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Contestaron:
«Podemos». Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis
bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi
derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes
está reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago
y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como
jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así
entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro
servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del
hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por la
multitud».
SEÑOR, en esta jornada misionera del Domund, pongo ante tus ojos la vida y la entrega de tantos miles de cristianos - religiosos, sacerdotes, laicos- que, lejos de las ambiciones terrenas, son capaces de beber cada día el cáliz de la pobreza, de la soledad, de la lejanía de los suyos, de los sufrimientos propios de las penurias del Tercer Mundo. Han sido enviados a servir a los pobres y a dar la vida por su salvación. Aunque yo esté en retaguardia, concédeme vivir ese espíritu misionero que nace de mi bautismo.